Último día de homenaje público al Papa Francisco en la Basílica de San Pedro

El templo permaneció abierto hasta las 2.30 y reabrió a las 5.40, para recibir el flujo de personas que deseaban despedirse del Papa
El rito de cierre del ataúd tendrá lugar esta noche.
Más de 128.000 personas rindieron homenaje al Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, que también estuvo abierta por la noche. Entre los fieles, miles de adolescentes que acudieron para su Jubileo. Mañana a las 10 tendrá lugar el funeral presidido por el cardenal Giovanni Battista Re.
“Las colas empezaron a crecer esta mañana con la llegada de miles de participantes para el Jubileo de los Adolescentes, con programación propia, que se celebrará entre este viernes y el domingo”, informó el Vaticano.
Todos los peregrinos y visitantes entran por la Puerta Santa del Jubileo, el Año Santo proclamado por Francisco y dedicado a la esperanza.
La multitud que acudió a dar su último adiós al pontífice argentino es un río lento y sereno: hay ancianos con bastones, niños en hombros de sus padres, monjas venidas de América Latina, jóvenes con mochilas polvorientas y banderas atadas al cuello. Rostros cansados, manos abrazadas a crucifijos y rosarios, sombreros de paja para protegerse del sol y silencios más elocuentes que cualquier oración. Entre ellos también había muchos turistas incrédulos de ser testigos de la historia. Voluntarios de Protección Civil distribuyen agua y dan indicaciones, mientras la Policía gestiona el flujo que serpentea de manera ordenada hasta el ingreso de la Basílica.
Hasta el momento, 130 delegaciones de todo el mundo confirmaron su participación en los funerales del Papa Francisco, que tendrán lugar mañana a las 10 frente a la Basílica de San Pedro y serán presididos por el cardenal Giovanni Battista Re.
Rito de clausura del ataúd:
La ceremonia de clausura del féretro del Papa Francisco se realizará hoy, de manera privada, a las 20 hora local. La ceremonia será presidida por el cardenal camarlengo, cardenal Kevin Farrelli, en la Basílica de San Pedro.
El rito prevé la presencia de los cardenales Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio; Roger Michael Mahony, en representación de la orden de presbíteros; Dominique Mamberti, protodiácono; y Mauro Gambetti, arcipreste de la Basílica Papal de San Pedro.
La notificación oficial anuncia también la participación de los cardenales Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano; Baldassare Reina, vicario general de la diócesis de Roma; Konrad Krajewski, limosnero pontificio; y los arzobispos Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado; Ilson de Jesús Montanari, vicecamarlengo de la Santa Iglesia Romana; así como monseñor Leonardo Sapienza, regente de la Casa Pontificia, los Canónigos del Capítulo Vaticano, las penitenciarías menores ordinarias del Vaticano, los secretarios del Papa y otras personas admitidas por el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, monseñor Diego Ravelli.
Este es el momento en el que se coloca sobre el ataúd el ‘rogito’, una elegía en latín sobre los principales actos de la vida del difunto Papa.
El Maestro de las Celebraciones Litúrgicas lee el texto y luego extiende el velo de seda blanca sobre el rostro de Francisco, que es rociado con agua bendita.
Junto al cuerpo del pontífice se coloca una bolsa que contiene las monedas y medallas acuñadas durante el pontificado, los palios (insignias litúrgicas que son símbolo de autoridad en las arquidiócesis metropolitanas, como Buenos Aires y Roma, servidas por Jorge Mario Bergoglio) y el tubo con el ‘rogito’, tras ser sellado con el sello del Departamento de Celebraciones Litúrgicas.
Sobre el féretro de zinc se coloca una tapa con la cruz, el escudo, la placa con el nombre ‘Francisco’, la duración de su vida (1936-2025) y su ministerio petrino (2013-2025).
El féretro de zinc está soldado y se imprimen los sellos del cardenal Camarlengo de la Santa Iglesia Romana, de la Prefectura de la Casa Pontificia, del Dicasterio para las Celebraciones Litúrgicas y del Capítulo Vaticano.
El ataúd de madera también está cerrado, con la cruz y el escudo del Papa en su tapa.
Francisco pidió una simplificación de los ritos, lo que llevó a eliminar el uso de los tradicionales tres ataúdes: de ciprés, plomo y roble.+